La jugada con la que se pone la pelota en juego se denomina servicio. Para empezar un servicio, la pelota debe estar parada sobre la palma abierta por detrás de la línea de fondo y por encima de la mesa.
Cuando se ejecuta el servicio, la pelota se lanza al menos a 16 cm de altura y, tras el golpeo con la pala, debe botar primero en el campo del servidor, pasar la red y botar de nuevo en el campo contrario.
Cada jugador o pareja realizará dos servicios, pasando después el saque al contrario.
Si al ejecutar el servicio la pelota toca la red antes de pasar al otro campo, el servicio no puntúa y debe repetirse.
Para juegos individuales las líneas blancas no tienen valor, pero en dobles cada miembro de la pareja ha de sacar en diagonal de derecha a izquierda guiándose por estas líneas.
Un jugador anota un tanto cuando su oponente: no coloca la pelota en la mesa contraria, no la devuelve antes de que toque el suelo, deja botar la pelota más de una vez en la mesa, toca la mesa con la mano libre o por mover la mesa con alguna parte del cuerpo.
Gana un juego el jugador que llegue primero a 11 tantos con una ventaja de al menos 2 tantos sobre su rival.
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